Dónde está A.
Recuerdo cuando la tenía. No como posesión ni mucho menos, ella estaba ahí porque quería; porque me quería. Recuerdo su risa rebotando en mis oídos mil veces, por mil tonterías de las que nos gustaba reírnos, y su mirada de comprensión cuando creía que nadie me entendía. Aun guardo sus secretos, como espero que ella guarde los míos, y conservo las fotos de tardes felices juntas.
No me la saco de la cabeza, tal vez porque no me sale del corazón.
No es fácil perder un apoyo tan grande como era ella sin más, sin que te den explicaciones ni soluciones. Simplemente, un día como cualquier otro, se fue. Se alejó de mí, sin decirme ni adiós ni por qué se iba.
Se fue.Y no parece tener intención de volver.
Supongo que es culpa mía. De hecho, sé que es mi culpa. Soy tan desastre que prefirió dejarme, y no la culpo: sea lo que sea lo que hice, debió ser grave, y ni siquiera me di cuenta de lo que venía hasta que fue tarde y ya la había perdido. Fui tan tonta...
Pero entonces yo pienso, ¿tan poco ha dejado atrás que no piensa volver? Ella, que tanto significa para mí, ¿ya me ha olvidado? ¿Tan rápido ha sido?
¿De verdad soy tan fácil de sustituir?
¿De verdad soy tan fácil de sustituir?
He intentado acercarme, recuperar lo que tanto añoro, y en lugar de una sonrisa afable y un abrazo de perdón, me he topado con un muro de piedra fría que ignora que estoy aquí, intentando saltarlo para cruzar al otro lado, en busca de sólo una explicación que llevarme a la cama a darle vueltas hasta sonsacarle soluciones. No pido más. Sólo quiero la oportunidad de arreglar las cosas, aun a sabiendas de que me pueda salir mal. Pero para eso, primero debo encontrar a esa chica que era mi amiga y no sé dónde se ha quedado.
¿Dónde estás, A?
Eva Tarantino
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